Hace unos días les mostré la divina brujita que traje de la reunión de Brujas, ella desde que llegó a la escuela comparte conmigo el aula y las clases.
En el patio, sobre la diefenbacchia, reposaba desde hace meses él, ahora descubrí que es él, el sapo que amorosamente trajo Adry. Siempre se mantuvo quietito allí, comodamente instalado en una de las hojas.
Desde hace unos días él se cae, o salta, al piso. Una vez, otra y otra más. Cada una de nosotras cuando lo encontrábamos en el suelo lo volvíamos a poner sobre su hoja.
Él no quiere estar más allí solo, ahora está con nosotras, en el aula, en las clases, al ladito de ella, creo que se han prometido, con algún hechizo de por medio, dejar de ser sapo y bruja. Creo que ya se sienten princesa y príncipe, aunque se los vea como sapo y bruja. Ella está más sonriente y él ya no salta para mostrarnos que aquel ya no es más su lugar.